Su desarrollo ha producido cambios en todas las fases del proceso cinematográfico. Por un lado, supone un cambio de un modelo de difusión a un modelo reticular configurado por agentes emisores y receptores al mismo tiempo en el que la comunicación puede articularse de forma bidireccional. Por otro lado, se han democratizado las plataformas de publicación de contenidos que fomenta la cultura de la hibridación. Favorece además los portales de crowfunding basados en la colaboración económica de usuarios para apoyar la producción de diferentes iniciativas.
Los sectores de distribución y exhibición han sido los más afectados, pudiéndose acceder y visionar contenidos audiovisuales en streaming y por descarga. Además, las redes sociales y las aplicaciones social media generan corrientes de recomendaciones que las convierten en canales potentes de distribución y promoción a bajo coste.