Nuevos cines

A partir del estallido de la Nouvelle Vague, comienza a denominarse Nuevos Cines a los movimientos cinematográficos que van apareciendo en Europa, en algunos casos de forma aislada y en otros organizada, como Cines del Este, Nuevo cine polaco, Nuevo cine español y, sobre todo, Nuevo cine alemán. Si bien en cada país presentan sus propias circunstancias, pueden relacionarse con las generaciones jóvenes y politizadas.

Nuevo Cine Español

En consonancia con el fin de la autarquía y los intentos aperturistas del régimen franquista promueve a partir de la década de 1950, desde las instituciones gubernamentales se impulsa el Nuevo Cine Español de carácter regeneracionista aunque también enraizado en la tradición literaria castellana, que busca promocionar una imagen moderna de España tanto fuera de sus fronteras como dentro. Algunos de los cineastas adscritos al Nuevo Cine Español son Miguel Picazo, Francisco Regueiro, Basilio Martín Patino o Manuel Summers. Por otro lado, la Escuela de Barcelona llevaría a cabo experimentaciones más formalistas y cosmopolitas de la mano de autores como Vicente Aranda, Roman Gubern o Gonzalo Suárez o Jacinto Esteva.

La tía Tula (Miguel Picazo, 1964) revisa la novela de Miguel de Unamuno publicada en 1907 trasladándola al contexto franquista, en el cual la estricta coerción moral con la que se autocensura la protagonista resulta todavía más anacrónica que a principios de siglo.

Dante no es únicamente severo (Jacinto Esteva, Joaquín Jordá, 1967) supone un ejemplo significativo del nuevo cine español generado desde la denominada escuela de Barcelona. Este movimiento cinematográfico reacciona, influenciado por la Nouvelle Vague, al cine producido desde Madrid, al que denominan los autores cercanos al mismo «cine mesetario».

Nuevo cine alemán

El Manifiesto de Oberhausen, que sale a la luz en 1962 enmarcado en el VIII Festival de Cine de Oberhausen, supone la plasmación de la inconformidad de un grupo de jóvenes realizadores germanos con el cine convencional propio de los años del llamado “Milagro económico alemán”. El manifiesto aboga por la creación libre y se posiciona en contra de las determinaciones económicas o comerciales que coarten la innovación tanto estética como narrativa. Entre los autores más representativos del Nuevo Cine Alemán se encuentran Rainer Werner Fassbinder Peter Fleischmann, Volker Slondorff, Margarette von Trotta o Werner Herzog. Sus obras destilan frecuentemente un tono crítico, irónico y amargo que no rechaza un planteamiento intelectual.

Posteriormente, el cine alemán se alía con la televisión con vistas a conseguir financiación y realiza coproducciones  con cadenas como la ZDF (Berlín), SFB (Colonia) o NDR (Hamburgo)

En En el joven Törless (Der junge Törless, Volker Schlöndorff, 1966), un adolescente asiste a las vejaciones de un compañero por parte de otros dos, dando lugar a un relato que pone sobre la mesa  el tema de la culpabilidad asociada a la permisión consciente del maltrato y la ambigüedad moral derivada del descrédito absoluto tanto de la fe como de la razón.

Rainer Werner Fassbinder pugna por subvertir la moral imperante y la hipocresía de los convencionalismos sociales acercando su estilo al del melodrama de Douglas Sirk en su búsqueda de provocar al espectador. En La ley del más fuerte (Faustrecht der Freiheit, 1975), Fassbinder aborda la crudeza de una relación sentimental desigual e interesada.

En el curso del tiempo (Im Lauf der Zeit, Wim Wenders, 1975) forma parte del Nuevo Cine Alemán reconocido internacionalmente. Wenders, de hecho, ha trabajado con éxito en el sistema norteamericano.

El Nuevo Cine Checo topa con las dificultades inherentes a los países satélites de la URSS. La normativa oficial respecto al cine es establecida en 1963 y busca la implantación del didactismo socialista. Como en el resto de nuevas olas, los cineastas jóvenes son los encargados de reaccionar con obras que combinan una inclinación documentalista con cierto lirismo.

Trenes rigurosamente vigilados (Ostre sledované vlaky, Jirí Menzel, 1966) aborda la congoja endémica del joven Milos ante su propia pereza, heredada ya del comportamiento de su padre. La reacción ante la inacción con una implicación política antinazi camina en el film pareja al esfuerzo  del joven por satisfacer sexualmente a su novia.

Nuevo Cine Húngaro

Uno de sus representantes más destacados es  Miklós Jancsó, autor de producciones frecuentemente de época con un fuerte componente erótico y un uso sistemático del plano-secuencia.

Salmo rojo (Még kér a nép, Miklós Jancsó, 1972) reflexiona acerca de la causa revolucionaria partiendo de las revueltas campesinas húngaras de finales del siglo XIX.

El Nuevo Cine Polaco da cabida tanto a producciones que anticipan un cine de proyección internacional como otras de carácter épico propias de la causa socialista.

El hombre de mármol (Czlowiek z marmuru, Andrzej Wajda, 1977) forma parte de la obra cinematográfica de A. Wajda, autor que representa los esfuerzos de los cineastas polacos por desafiar el férreo poder político en un intento de denunciar los abusos del socialismo de Estado.

 

 

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